Estoy harto de que me vengan con que haga lo que mi corazón
dicta. Mi corazón dicta que no trabaje, que no soporte imbéciles, que sólo quiera
a quien quiero querer (lo que deja afuera a casi todo mundo) y hasta ahora nada
me salió bien. El único satisfecho es mi corazón.
viernes, 8 de noviembre de 2019
viernes, 13 de septiembre de 2019
JOSE LUIS BOBADILLA
Sobremesa con el Boba en una visita que nos hizo en Buenos Aires. 2014.
Siempre me cuesta escribir sobre alguien cercano que muere.
Incuso me cuesta decir que alguien “murió”, digo muere porque prefiero dejar a
los que se fueron en eterno presente, para mí están vivos. No acepto a la
muerte; sé que es natural, es parte de la vida y no la cuestiono, sólo que con
ciertas personas la interpreto como una interrupción, molesta y trágica.
También sé que muchas veces es uno el que atrae a la muerte, la llamamos sin
que haya merodeado ni una vez nuestra puerta y eso no es responsabilidad de
nadie más que nuestra. Pero eso no cambia nada, en el fondo. También sé que
las palabras nunca sobran del todo para hablar de los buenos amigos que se
fueron, y José Luis Bobadilla es uno de ellos.
Hablaré de lo que más recuerdo, o lo que más
valoro de él (otros/as dirán otras cosas). Sentía a la narrativa y a la poesía
como algo orgánico, en movimiento. No lo decía y no hacía falta, se percibía en
su manera de referirse a la literatura, su gran pasión. Fue un gran lector, minucioso
y a la vez expansivo. Cuando hablábamos de literatura la charla nunca
desembocaba en análisis sesudos o impostados. Eso, que suena a cosa fácil, no
lo es en absoluto y es muy difícil de encontrar entre escritores/as. No había
profesionalismo en las discusiones y peleábamos a veces como verdaderos
futboleros en defensa de tal o cual autor/a sin invalidar el gusto del otro. La
idea era agregar algo sobre la gente que admirábamos, supongo.
A raíz de esta pasión es que abrió las puertas de su casa a escritores/as
y editores/as, músicos/as, artistas plásticos; a tal punto que sus asados se
volvieron famosos por la variedad y colorida fauna de locales y visitantes del
arte. Gracias a que la música, las risas y el alcohol iban y venían nunca se
volvió tedioso el ambiente. Fueron muchísimas las tardes, las noches, que caían
sobre las mesas y las sobremesas sin hacer mella en las charlas y en las ganas
de pasarla bien.
José Luis mantuvo -con total conciencia y dedicación- su casa abierta de manera constante. Recibía, alojaba y promovía a narradores y poetas. Uno
podía conocer a un editor chileno, a una autora boliviana, a un poeta peruano y
reencontrarse con amigos y amigas en un mismo asado y en un mismo día, lo que era como un pequeño milagro. Le gustaba la polémica y a propósito lanzaba la
primera piedra discutiendo sobre tal o cual autor/a. Nunca se enojaba aunque le
criticaran a sus favoritos. Otros, más infantiles, (como yo) nos calentábamos
un rato para aflojar después y abandonar el enojo con una risa conciliadora.
Más allá de su gusto por ser anfitrión creo que retomó esa práctica hoy casi
perdida de reunir artistas (suena pomposa esa frase, la digo igual),
presentarlos, darles un espacio propio. No encontré eso en Argentina y no volví
a encontrarlo en México. Reconozco que soy un poco ermitaño, un poco tímido, pero
justamente José Luis se cuidaba de invitar a ermitaños/as también, y eso nunca
se lo voy a dejar de agradecer.
Por eso decía antes que su pasión por la literatura era
genuina: no se limitaba únicamente a los textos sino a la gente, a los
trabajadores de la palabra, de la edición, de la traducción, buscaba su
presencia y la requería. O sea, buscaba lo vital en la literatura, su parte
activa y latente.
Quizá señalar esta cualidad suya sea una de las mejores
cosas que se puedan decir de un escritor, que además era un amigo verdadero y
generoso.
Se te va a extrañar mucho y estoy seguro que vos lo sabías
perfectamente, carajo.
Hasta siempre, José Luis.
lunes, 26 de agosto de 2019
TEORÍAS CONSPIRATIVAS...
Las teorías conspirativas son la forma que tienen los
imbéciles de no tener que probar su ignorancia con hechos.
viernes, 23 de agosto de 2019
SÉ TU MISMO...
Al consejo: “Sé tú mismo” habría que agregarle: “si el mundo
te deja”. Pero si le agregamos eso el sentido autoayudesco de la frase se
evapora y no queda nadie vivo, salvo el mundo.
sábado, 22 de junio de 2019
AMOR AL ARTE
Mi literatura no la hago por amor al arte, la hago por
necesidad y por amor a la literatura. Por amor al arte odio y desprecio a los
imbéciles, a los estafadores, a los hipócritas, a los interesados, a los
calumniadores. Y como todos tenemos algo de eso, me odio y desprecio a mí
mismo. Pero sólo por amor al arte.
viernes, 31 de mayo de 2019
LA CUMPARSITA DEL QUINTETO REAL NO ES CUALQUIER CUMPARSITA...
Una vez charlaba con un heladero de profesión (hijo de los fundadores de la famosa heladería Scannapieco), sobre el origen de algunos sabores y de las heladerías de Buenos Aires, y el tipo, muy tranquilo y nada soberbio, me dijo si uno entra a una heladería que no conoce debe pedir vainilla, el sabor más clásico de todos. “Si hacen bien la vainilla tienen que hacer bien todos los otros sabores”.
No olvidé su comentario zen, y puedo asociarlo con otras artes -al margen del helado-, como la música. Todos conocemos el tango La Cumparsita, despreciado por muchos/as. Escuché a los integrantes de la orquesta Fernández Fierro decir que tocaban cualquier tango menos ese. Borges lo execraba.
Pero hay una versión de La Cumparsita del Quinteto Real, comandado por el genial Horacio Salgán, que es un verdadero desafío para todos los que la detestan. La da vuelta como un guante y con sus geniales músicos consigue una maravilla. (Escuchen esos solos de guitarra y de violín, por dió).
Se podría decir del Quinteto Real, y con razón, que si tocan bien La Cumparsita es porque tocan bien todos los otros tangos, como habría sentenciado aquel heladero.
jueves, 18 de abril de 2019
martes, 16 de abril de 2019
EL ARTE CONTEMPORÁNEO Y SU PUREZA
No tengo nada
personal contra el arte contemporáneo. Sé que es producto del neoliberalismo,
que representa nuestra época (y la anterior, y quizá la anterior a esa, quién
sabe cuántos años se viene arrastrando), y no voy a decir cosas como “eso lo
hago yo” o “no diferencio la obra expuesta de la escoba y el tacho de basura
del personal de limpieza del museo” ni ninguna de esas frases de ignorante. Lo
único que le reclamo es que me tome de pelotudo de una manera tan alevosa y sin
anestesia. Quizá eso le falte al arte contemporáneo, más anestesia. No es mucho
pedir, creo yo. Esta foto de abajo de Ai Weiwei (o como se llame) imitando la
muerte de aquel nenito sirio refugiado sí me conmueve, no tiene nada de
oportunista, es arte puro. O es algo que no comprendo, pero sin duda es la obra
de un auténtico hijo de la repureza.
viernes, 22 de marzo de 2019
SHOW INFANTIL Y PATETISMO ADULTO
Espectáculo infantil en el jardín de infantes. Los chicos/as,
forzados a actuar, bailan y cantan. Se aburren y se divierten por igual. Los
papis y las mamis se aburren y simulan divertirse al ver bailar a sus hijos/as,
apelando más a la ternura que al goce estético. Un padre atrás mío se queja de
que el show sea en inglés, que él no lo entiende.
- - ¿Por qué no podían hacer la historia de Blancanieves
y los tres ositos en castellano?
- - ¿Qué Blancanieves? -Replica la mujer en voz baja,
molesta.
- - Ah, cierto, esa era Blancanieves y las siete
camas.
La mujer ya no contesta. El padre corrige: enanos. A veces no
es un problema idiomático sino cognitivo. Lo pienso pero no se lo digo. Como
siempre, los papis y las mamis son el problema de base. Tampoco se lo digo. Después
de todo, yo también soy papi.
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