Se armó cierta polémica la semana pasada por los dichos del
papa respecto a tener mascotas en vez de hijos. Eso, según él, ocasiona una vejez
en “mala soledad”. Creo que se atacó al santo padre injustamente o, en el caso,
se lo atacó sin entender la generosidad con la que él, en el fondo, se refirió al
tema. Trataré de explicarme, y a la vez expondré otros puntos de vista para no
ser parcial en mi opinión.
Algunas personas, enojadas, alegaron que si los curas no
tienen hijos no pueden opinar al respecto; otros, que si los curas no tienen
mascotas tampoco pueden opinar sobre ellas (al parecer las mascotas en la curia
no están permitidas, aunque más de una iglesia cuenta con gatos para cazar
ratones pero se trata de gatos naturales, o sea que no son reconocidos por sus padres-curas
y no figuran legalmente).
Justo por carecer de estas experiencias vitales es que el
Papa opina. La opinión gratuita es muy valiosa para las masas, y se la ejerce
con entusiasmo y displicencia. Todos tenemos derecho a criticar cualquier cosa,
sepamos algo o no sobre esa cosa, la entendamos o no, nos importe o no. Y
también tenemos el derecho de no anteponer ningún criterio para hacerlo. Si no,
no sería una opinión gratuita, sería una crítica, un análisis, y eso requiere
algo de pensamiento previo, cosa que no es atractiva para el que desee criticar
rápido y fácil. La mayoría de las opiniones que uno escucha a lo largo de la
vida son antojadizas, gratuitas, inútiles, desdichadas. Y que yo sepa, nadie
las ha prohibido. Si el papa quiere acercarse a la gente de la misma forma en
que lo hace un verdadero líder, o sea, masivamente, debe opinar lo que se le
cante y sin ningún tipo de rigor ya que, visto de manera generosa y democrática,
para los ignorantes decir estupideces es una manera de ser popular, de hablar
claro y para todos, en suma. Y como ignorantes hay de clase alta, media y baja,
no hay mejor manera de ser popular que hablar al pedo.
Pero ojo: eso no quiere
decir que hay que hablar como un populista, y me refiero a esa peligrosa clase
de populista que trata de hacer pensar a la gente mediante ideas, propuestas, conceptos,
en pos de darle opciones y posibilidades de elegir; eso es peligroso porque
puede derivar en acciones impensadas, justicieras. La acción es enemiga de la
opinión gratuita, y lleva a la anarquía.
Lo que Francisco dijo es que el hecho de no criar hijos y
tener mascotas es una forma de asegurarse una vejez solitaria y amarga. Y que
“no es lo que hace Jesús con la Iglesia, que la fecunda”. Quizá Jesús, por no
haber tenido hijos él mismo, se obsesionó a lo largo de los siglos -desde el
más allá, por supuesto- y de tan arrepentido que está por no haber engendrado en
su momento insiste que ahora todos tengan hijos y que no hagan como él, que
sigue siendo junior y no padre. Es probable que de no haber sido asesinado
hubiera tenido hijos. Aunque, en plan de contemplar todos los ángulos del tema,
no hay que olvidar que murió a los treinta y tres años, edad que para aquella
época era como morir de viejo, alcanzaba para ser abuelo y hasta bisabuelo
joven. Las malas lenguas dicen que lo clavaron a la cruz apoyada en el suelo porque
estaba demasiado decrépito para subirse por sus propios medios y clavarse él
solito.
Lo importante, y es lo que acerca a Jesús con nuestro papa
(¿o se escribe Papa?), es que no podía tener familia porque estaba ejerciendo
un cambio histórico mundial a través de su prédica y militancia, y le resultaba
muy demandante. Claro que, si uno lo piensa, es como descuidar lo que hoy dice
Francisco que es lo que Jesús fecunda: la familia. Quizá sea mejor no pensarlo.
Además, al nazareno este emprendimiento sin duda le llevaba las veinticuatro
horas del día, no lo podría haber hecho en sus ratos libres, mientras llevaba
los nenes a la escuela o a natación (sí, había cursos de natación en esa época,
intercalados con cursos de bautismo).
La verdad, y aquí viene mi defensa, es que si Francisco no tiene
hijos ni mascotas es porque se sacrifica por nosotros, igual que Jesús, por eso
somos nosotros los que tenemos que engendrar y hacernos cargos del amor y los
mil quilombos y problemas que ocasionan tener hijos. Él nos guiará por el buen
camino mientras nosotros trabajamos extra y nos deslomamos para que nuestros
hijos no sean unos egoístas que el día de mañana se limiten nomás a tener
mascotas y morir solos.
Muchos individuos, ateos y maliciosos, dicen que con más
hijos en el mundo ayudamos a que los curas pederastas alimenten su perversión. Ese
modo de pensar es falso e infame. La lógica debe imperar antes de la crítica gratuita
(a menos que seamos el papa o cualquier líder con posibilidad a criticar a
niveles más elevados que un foro de internet o los comentarios de lectores de
Clarín online). Un pederasta, al no poder casarse, no puede utilizar su
perversión para estar acompañado y llegar a su vejez sin amargura. Y no sólo
por no casarse, sino porque le gustan los niños y los niños crecen y al crecer
pierden interés para él y lo abandonan. El cura siempre estará solo para
ejercer su deber sagrado, y ser pederasta no lo exime del sacrificio que
Francisco no quiere para los feligreses. Su voto de soledad es para que los
niños vejados puedan volver a su familia, ya fecundados.
Con mi mujer decidimos hacerle cruz-diablo y vade retro a
nuestros gatos,
pero como están tan llenos de demonios no nos dieron ni bola.
pero como están tan llenos de demonios no nos dieron ni bola.
Por otra parte, Francisco dice que al tener mascotas uno
tiene mucho tiempo libre y puede irse de vacaciones y cultivar el egoísmo. Yo,
como pecador nato, confieso que irse de vacaciones con mascotas es un problema,
ya que hay que pedirle a la familia y a los amigos que las visiten y las
alimenten cada día mientras uno no está, más si uno tiene dos gatos y un perro,
como dijo Francisco. Mi mujer y yo tenemos dos gatos, no perro (somos peores
egoístas que los egoístas que condena el papa). El egoísta más perverso e
inteligente no tiene ni hijos ni mascotas y viaja a gusto. De hecho, le
conviene ni siquiera tener plantas, que demandan riego y cuidado. Pero esa
clase de perverso es tan diabólico que ni el santo padre quiso ensuciarse la
boca al mencionarlo.
El papa aclara que este egoísmo de no engendrar hijos es
producto de la “cultura del bienestar que se ha propagado en los últimos diez
años”. O sea que, en otras palabras, nos dice que tener hijos atenta contra el
bienestar. Es por eso que digo que él se sacrifica y no los tiene, justo para
tener tiempo de predicar esta moral, que requiere de mucho tiempo libre, y el
tiempo libre es bienestar (claro que si uno no lo consume viajando y de
vacaciones, eso sí es pecado).
Sin dejar a nadie afuera de la discusión, se puede decir que,
si seguimos esta línea de pensamiento, también sería justo que la gente que sí
tiene hijos y animales y conviven con los dos o por separado con armonía,
comprensión y amor, pueda criticar al papa. Podría ser justo pero no debería
serlo. ¿Por qué? Porque las personas que, con feroz intolerancia, criticaron al
papa en estos días no saben lo que es vivir sin compromisos afectivos, no saben
lo que es no tener que preocuparse por nadie, ni por sus hijos ni por sus animales,
muchos de los cuales conviven con nosotros desde hace milenios y estaban antes
que los humanos llegáramos al mundo, no saben lo que es aguantarse los impulsos
sexuales en pos de nada, o de desatarlos de las maneras más perversas, no saben
lo que es sostener una institución corrupta, hipócrita y criminal que habla del
amor cuando acumula riquezas que podrían repartir para los animales abandonados
e incluso para los niños muertos de hambre que pululan por el mundo, no saben
lo que es apoyar dictaduras o monarquías en pos de favores políticos y
económicos y, en fin, no saben nada de lo que demanda ser una figura responsable
y necesitada de sostenerse en el poder. Sin embargo, son capaces, desde su
ignorancia, desconocimiento e incomprensión, de decirle al papa que se vaya a
la reputa madre que lo parió con sus consejos inútiles, ridículos y miserables.
Para terminar yo propongo calmar las aguas, conciliar,
comprender y seguir el consejo de Francisco: vayan todos a la cama y cojan,
garchen, chinguen, hagan lo que sea que dé los frutos requeridos para que no
sean pecadores. La peor soledad es estar viejo y solo, y empezar por coger
mucho, según asegura de manera indirecta el papa, nos librará de ese pecado,
que no es pecado original pero sí actual y novedoso.
1 comentario:
Cualquier papa es indefendible. Es quien encabeza el Vaticano, también indefendible. No hay perdón para el papa, para el vaticano ni para quien los defienda, sea cual sea la razón y punto. No se discute.
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