El “gran diario argentino” Clarín, verdadera basura y
ejemplo de lo más bajo y rastrero a lo que puede llegar el periodismo (que de
por sí llega lejos en esos ámbitos y sin que nadie le dé envión), suele darle
la posibilidad a sus resentidos e ignorantes lectores -igual que a los trolls macristas
de rigor- de dejar sus mensajes como se dejan regalos en los inodoros y las
letrinas. Todo tipo de nulidad mental y espiritual es bienvenida y en eso, hay
que reconocérselo, no se limita ni pone un freno a la estupidez humana (digo
humana porque no quiero que me acusen de intolerante si uso el prefijo infra). Pero
ayer, que murió su reina mala de directora, eliminó los comentarios en las
notas necrológicas. No tengas miedo, Clarín, que los canallas no sufren más
después de muertos si se los insulta o se los juzga, como tampoco los pobres se
hacen más pobres por haberse quedado sin vida.
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