lunes, 9 de junio de 2014

EN DEFENSA DEL PAPA FRANCISCO




Se armó cierta polémica la semana pasada por los dichos del papa respecto a tener mascotas en vez de hijos. Eso, según él, ocasiona una vejez en “mala soledad”. Creo que se atacó al santo padre injustamente o, en el caso, se lo atacó sin entender la generosidad con la que él, en el fondo, se refirió al tema. Trataré de explicarme, y a la vez expondré otros puntos de vista para no ser parcial en mi opinión.

Algunas personas, enojadas, alegaron que si los curas no tienen hijos no pueden opinar al respecto; otros, que si los curas no tienen mascotas tampoco pueden opinar sobre ellas (al parecer las mascotas en la curia no están permitidas, aunque más de una iglesia cuenta con gatos para cazar ratones pero se trata de gatos naturales, o sea que no son reconocidos por sus padres-curas y no figuran legalmente).

Justo por carecer de estas experiencias vitales es que el Papa opina. La opinión gratuita es muy valiosa para las masas, y se la ejerce con entusiasmo y displicencia. Todos tenemos derecho a criticar cualquier cosa, sepamos algo o no sobre esa cosa, la entendamos o no, nos importe o no. Y también tenemos el derecho de no anteponer ningún criterio para hacerlo. Si no, no sería una opinión gratuita, sería una crítica, un análisis, y eso requiere algo de pensamiento previo, cosa que no es atractiva para el que desee criticar rápido y fácil. La mayoría de las opiniones que uno escucha a lo largo de la vida son antojadizas, gratuitas, inútiles, desdichadas. Y que yo sepa, nadie las ha prohibido. Si el papa quiere acercarse a la gente de la misma forma en que lo hace un verdadero líder, o sea, masivamente, debe opinar lo que se le cante y sin ningún tipo de rigor ya que, visto de manera generosa y democrática, para los ignorantes decir estupideces es una manera de ser popular, de hablar claro y para todos, en suma. Y como ignorantes hay de clase alta, media y baja, no hay mejor manera de ser popular que hablar al pedo.

Pero ojo: eso no quiere decir que hay que hablar como un populista, y me refiero a esa peligrosa clase de populista que trata de hacer pensar a la gente mediante ideas, propuestas, conceptos, en pos de darle opciones y posibilidades de elegir; eso es peligroso porque puede derivar en acciones impensadas, justicieras. La acción es enemiga de la opinión gratuita, y lleva a la anarquía.
Lo que Francisco dijo es que el hecho de no criar hijos y tener mascotas es una forma de asegurarse una vejez solitaria y amarga. Y que “no es lo que hace Jesús con la Iglesia, que la fecunda”. Quizá Jesús, por no haber tenido hijos él mismo, se obsesionó a lo largo de los siglos -desde el más allá, por supuesto- y de tan arrepentido que está por no haber engendrado en su momento insiste que ahora todos tengan hijos y que no hagan como él, que sigue siendo junior y no padre. Es probable que de no haber sido asesinado hubiera tenido hijos. Aunque, en plan de contemplar todos los ángulos del tema, no hay que olvidar que murió a los treinta y tres años, edad que para aquella época era como morir de viejo, alcanzaba para ser abuelo y hasta bisabuelo joven. Las malas lenguas dicen que lo clavaron a la cruz apoyada en el suelo porque estaba demasiado decrépito para subirse por sus propios medios y clavarse él solito.

Lo importante, y es lo que acerca a Jesús con nuestro papa (¿o se escribe Papa?), es que no podía tener familia porque estaba ejerciendo un cambio histórico mundial a través de su prédica y militancia, y le resultaba muy demandante. Claro que, si uno lo piensa, es como descuidar lo que hoy dice Francisco que es lo que Jesús fecunda: la familia. Quizá sea mejor no pensarlo. Además, al nazareno este emprendimiento sin duda le llevaba las veinticuatro horas del día, no lo podría haber hecho en sus ratos libres, mientras llevaba los nenes a la escuela o a natación (sí, había cursos de natación en esa época, intercalados con cursos de bautismo).

La verdad, y aquí viene mi defensa, es que si Francisco no tiene hijos ni mascotas es porque se sacrifica por nosotros, igual que Jesús, por eso somos nosotros los que tenemos que engendrar y hacernos cargos del amor y los mil quilombos y problemas que ocasionan tener hijos. Él nos guiará por el buen camino mientras nosotros trabajamos extra y nos deslomamos para que nuestros hijos no sean unos egoístas que el día de mañana se limiten nomás a tener mascotas y morir solos.

Muchos individuos, ateos y maliciosos, dicen que con más hijos en el mundo ayudamos a que los curas pederastas alimenten su perversión. Ese modo de pensar es falso e infame. La lógica debe imperar antes de la crítica gratuita (a menos que seamos el papa o cualquier líder con posibilidad a criticar a niveles más elevados que un foro de internet o los comentarios de lectores de Clarín online). Un pederasta, al no poder casarse, no puede utilizar su perversión para estar acompañado y llegar a su vejez sin amargura. Y no sólo por no casarse, sino porque le gustan los niños y los niños crecen y al crecer pierden interés para él y lo abandonan. El cura siempre estará solo para ejercer su deber sagrado, y ser pederasta no lo exime del sacrificio que Francisco no quiere para los feligreses. Su voto de soledad es para que los niños vejados puedan volver a su familia, ya fecundados.





Con mi mujer decidimos hacerle cruz-diablo y vade retro a nuestros gatos,
pero como están tan llenos de demonios no nos dieron ni bola.



Por otra parte, Francisco dice que al tener mascotas uno tiene mucho tiempo libre y puede irse de vacaciones y cultivar el egoísmo. Yo, como pecador nato, confieso que irse de vacaciones con mascotas es un problema, ya que hay que pedirle a la familia y a los amigos que las visiten y las alimenten cada día mientras uno no está, más si uno tiene dos gatos y un perro, como dijo Francisco. Mi mujer y yo tenemos dos gatos, no perro (somos peores egoístas que los egoístas que condena el papa). El egoísta más perverso e inteligente no tiene ni hijos ni mascotas y viaja a gusto. De hecho, le conviene ni siquiera tener plantas, que demandan riego y cuidado. Pero esa clase de perverso es tan diabólico que ni el santo padre quiso ensuciarse la boca al mencionarlo.

El papa aclara que este egoísmo de no engendrar hijos es producto de la “cultura del bienestar que se ha propagado en los últimos diez años”. O sea que, en otras palabras, nos dice que tener hijos atenta contra el bienestar. Es por eso que digo que él se sacrifica y no los tiene, justo para tener tiempo de predicar esta moral, que requiere de mucho tiempo libre, y el tiempo libre es bienestar (claro que si uno no lo consume viajando y de vacaciones, eso sí es pecado).

Sin dejar a nadie afuera de la discusión, se puede decir que, si seguimos esta línea de pensamiento, también sería justo que la gente que sí tiene hijos y animales y conviven con los dos o por separado con armonía, comprensión y amor, pueda criticar al papa. Podría ser justo pero no debería serlo. ¿Por qué? Porque las personas que, con feroz intolerancia, criticaron al papa en estos días no saben lo que es vivir sin compromisos afectivos, no saben lo que es no tener que preocuparse por nadie, ni por sus hijos ni por sus animales, muchos de los cuales conviven con nosotros desde hace milenios y estaban antes que los humanos llegáramos al mundo, no saben lo que es aguantarse los impulsos sexuales en pos de nada, o de desatarlos de las maneras más perversas, no saben lo que es sostener una institución corrupta, hipócrita y criminal que habla del amor cuando acumula riquezas que podrían repartir para los animales abandonados e incluso para los niños muertos de hambre que pululan por el mundo, no saben lo que es apoyar dictaduras o monarquías en pos de favores políticos y económicos y, en fin, no saben nada de lo que demanda ser una figura responsable y necesitada de sostenerse en el poder. Sin embargo, son capaces, desde su ignorancia, desconocimiento e incomprensión, de decirle al papa que se vaya a la reputa madre que lo parió con sus consejos inútiles, ridículos y miserables.

Para terminar yo propongo calmar las aguas, conciliar, comprender y seguir el consejo de Francisco: vayan todos a la cama y cojan, garchen, chinguen, hagan lo que sea que dé los frutos requeridos para que no sean pecadores. La peor soledad es estar viejo y solo, y empezar por coger mucho, según asegura de manera indirecta el papa, nos librará de ese pecado, que no es pecado original pero sí actual y novedoso.

1 comentario:

alm dijo...

Cualquier papa es indefendible. Es quien encabeza el Vaticano, también indefendible. No hay perdón para el papa, para el vaticano ni para quien los defienda, sea cual sea la razón y punto. No se discute.