martes, 25 de diciembre de 2012

GLOSARIO CÍNICO Y MALINTENCIONADO (4 PARTE, ANEXO DE NAVIDAD)


A Gaby, César, Elena y Diana.


Dije que no continuaría con este glosario antojadizo, pero el espíritu de navidad me pegó hondo y me llenó de estímulos. Fue eso o quizá el exceso de comida, sueño y no hacer nada que me confundió las ideas. Como sea, ahí va...




NAVIDAD: Fecha que recuerda el nacimiento de un político olvidado pero bien fijo en retratos falsos y estampitas. Su palabra bajó al papel cuando ya estaba muerta y podía ser editada; hoy muchos repiten con sentimiento lo que él nunca dijo. El diablo inventó la obligación de tener que dar y recibir regalos cada veinticinco y eso terminó de matar al homenajeado, también al diablo, pero éste salió indemne porque es astuto y jamás firma sus obras.

FIN DE AÑO/ AÑO NUEVO: Arte de contener la respiración un minuto antes de las doce del año extinguido hasta el primer minuto del año sin estrenar. La falta de aire en el que contiene la respiración impide que se oxigene su cerebro y por ende ayuda a creer, por un breve lapso, que la línea temporal que vivimos tiene puntos de cambio y sigue patrones argumentales en una vida sin estructura ni dramatismo, menos que menos argumento.

DESDECIRSE: Renegar de lo que ya sabíamos que era mentira sólo porque fuimos descubiertos. Si no nos descubren opinaremos nuevamente lo mismo.

PROMOTOR CULTURAL: Persona culta y atenta que promueve lo que antes fue promovido por otros // Lúcido y sensible individuo que intenta descubrir lo que ya fue descubierto porque no le encuentra rédito a divulgar lo que nadie conoce.

CURADOR: En épocas antiguas e ignorantes el que curaba a la gente. Hoy, luego de la evolución de la mente y el espíritu, el que roba la autoría a artistas sin talento que no padecen ningún mal.

FILÓSOFO: Iluminado/a que va a lo más esencial y contradictorio del ser humano y lo expone con palabras difíciles para que no se note, a la larga, que piensa como cualquier otro ser superficial.

ASTRÓNOMO: Triste y solitario personaje que por atreverse a negar la imbecilidad, la superstición, la astrología y todas las falsedades que promueven que la gente se sienta con la impunidad de no tener que pensar, sufre el infinito, las paradojas, los abismos mentales y el límite de un cerebro que, quiera o no, sigue pareciéndose al del astrólogo en cantidad de compartimientos que alojan la materia gris.

NIHILISMO: Corriente filosófica que tiene como único objetivo aliviar dolores y calambres en el culo // Postura muy radical que se calma con un asiento o un buen sueldo desde el cual los temerarios juzgan al mundo sin agitar su respiración ni alterar la circunferencia de su esfínter.

NIHILISMO: Creer tanto en todo que se termina por abrazar nada. Cualquier revolucionario, oficinista o ama de casa pueden corroborarlo.

PERRO: Animal entrañable y compañero del humano siempre y cuando se deje extirpar el instinto.

GATO: Animal rebelde y desagradecido que impide ser doblegado por el amor castrante de la domesticación. // Bola de pelos que escapa al mimo triturador de un nene que quiere una mascota mitad viva, mitad peluche.

PERRO Y GATO FERAL: Animales perseguidos por el hombre debido a su agresión y para que no den ejemplo a los humanos de la superioridad moral que brinda el hecho de rebelarse.

ORIGEN: Lugar donde nadie estuvo y que es utilizado por la fiscalía o el defensor para demostrar que el acusado/a tiene o no tiene la culpa // Lugar mítico donde el universo fue creado de la nada, para pasar luego al todo y al final dejar las cosas a medias, y los humanos.

MORIR: Acción tan inmediata que no permite que la persona que emite el último suspiro logre decir la frase tan temida por todos: “¿Y esto era…?”

MUJER: Elemento superior de la naturaleza al que el solo hecho de ser mencionado aparte del hombre supone un hombre detrás de la mención. Quiere liberarse del yugo del macho tratando, con esfuerzos que no se sabe si darán sus frutos, de conseguirlo sin parecerse jamás a él.

HOMBRE: Bruto dominador que lo único que entiende es que si la mujer se libera tendrá que dominar a su vez y todos serán amigos y enemigos como antes.

AGUDEZA / IRONÍA: Capacidad de un observador que desde su banco de plaza anticipa cuando una persona distraída va a tropezarse con una baldosa rota. Pierde la agudeza cuando él o ella se levanta y se tropieza con otra baldosa rota que otro anticipaba desde otro banco y así al infinito entre gruñidos amargos.

HOMENAJE: Festejo colorido y sonorizado que asegura que la persona homenajeada ya no puede devolver el golpe porque es muy vieja para dar pelea o, mejor aún, porque se murió.

SUBVERSIVO: Individuo que mediante una extrema violencia física o verbal llega tan lejos en renegar del mundo que se le impide ser víctima de homenajes futuros.

AUTOR/A MALDITO: Persona déspota, soberbia, egoísta que es sufrida por amigos y familia porque nadie más lo soporta // Personaje rescatado y admirado por todos los que no lo conocieron y se cercioraron de que ya no estuviera, bajo ningún punto de vista, vivo.

COLECTIVO / PESERO: Servicio enlatado que brinda la ilusión a los ensardinados de mirar desde arriba a los autos de los carriles vecinos. La altanería, sin embargo, es meramente formal y en relación a la distancia con el piso, la condición social sigue siendo enana y rebajada.

ABUSO: Contrato social.

CRIMINOLOGÍA FORENSE: Invento de países de primer mundo que entretiene a su población descubriendo probables culpables de crímenes insignificantes mientras sus ejércitos depredan, saquean y masacran países enteros. Nadie se entera porque ve otro canal.

HUELLA DIGITAL: Hilarante método policial por el cual se detecta al dueño de un supuesto dedo, causa de un probable crimen, totalmente ajeno al mundo de criminales concretos que tienen sus dedos metidos en otros agujeros y, por ende, son incapaces de que se les tomen sus huellas y sean acusados de algo.

FIN: Sordo límite a la diversión o al sufrimiento que nunca llega cuando es convocado, sino de madrugada. // De tener forma humana, el fin sería representado como algo horrible, bello, deforme, escultural, cínico, generoso, dependiendo de quien lo mirara, pero como no tiene, no queda más que una palabra de tres letras que lo defina, seguida de millones de adjetivos, interpretaciones e insultos desesperados.

SÁTIRA: Capacidad de un amargo de tirar tartas de crema hechas de sus frustraciones a los demás. Los demás lo resienten porque aunque nieguen al personaje conocen bien el verdadero sabor de la crema. // Burla pasiva de un crimen social o humanitario todavía activo y con buena salud. // Necesidad de un individuo de compartir su herida abierta y dolorosa con otros que nunca se lo pidieron y se niegan, se niegan.

INOCENTE: Utopía proyectada en un ideal transparente con forma de persona // Científicos, filósofos y jefes de estado buscan un ejemplar vivo hace miles de años para analizarlo, sin suerte. Cuando se enteran de la existencia de uno es demasiado tarde, ya lo ejecutaron.

PIEDAD: Capacidad extra, no vinculante, de un cínico que se burla con ternura de sus víctimas. // Estirar el momento de la ejecución con la excusa de un posible indulto que no llegará.

DIOS: Al igual que al sentido común, se lo nombra mucho aunque nadie sabe con certeza si existe.

SENTIDO COMÚN: Al igual que a Dios, se lo nombra a cada rato aunque todos saben que no existe.

MUSICA: Arte elevado y sugestivo que complica al censor ya que no sabe dónde aplicar exactamente la tijera. Se soluciona arrestando al músico y ocultando la partitura con un pisapapeles.

CENSURA: Carencia estética antes que política, derivada de un cerebro obtuso que no emitió a tiempo las señales de aviso de muerte cerebral al dueño del cráneo. Éste igual no escucha. El aneurisma mortal se aviene con la democracia.

TUMBA: Aviso simbólico de que la verdadera igualdad entre los humanos se alcanza bajo tierra. Se niega esta verdad por medio de epitafios que elogian a la persona enterrada, que el lector del epitafio nunca conoció porque sólo está paseando.

INTENSIDAD: Pasión filosófica y gimnástica que todos queremos aplicar en nuestras vidas hasta que el supervisor nos indica que llegamos tarde y que nos reducirá la hora de almuerzo.

ASESINO: Alguien que no está de acuerdo con su propia vida y se lo hace saber a otros que mueren antes de comprender la esencia de su queja.

CIENCIA: Disciplina eficaz y certera para evolucionar todo lo que rodea al ser humano excepto al ser humano.

CIENTÍFICO: Persona altamente capacitada para descubrir y analizar cualquier cosa que pueda ser usufructuada como mercancía de supermercado. // Ser que desconoce la ética pero gracias a microscopios de alta tecnología descubrió en su laboratorio gobiernos que lo mantienen, fuerzas armadas que lo apoyan y farmacéuticas que lo contratan.

PREJUICIO: Una idea aquejada por la misma enfermedad que tenía el hombre elefante. Pero él era buen tipo.

lunes, 10 de diciembre de 2012

ESTAMPAS 5: "EL NUEVO OFICIO DE PAPÁ NOEL EN EL FIN DEL MUNDO"


Puede que pronto se cumpla la profecía Maya del fin del mundo, y como en muchas partes del mundo casi es verano, quizá venga en malla (chiste pésimo, lo sé, pero tenía unas ganas irresistibles de hacerlo. Así suele pasar con los chistes malos; son compulsivos, y después de hacerlos sentimos hasta culpa. Sepan disculpar).




NOTA: Para que impresione menos el hecho de ver niños transformados en monstruos los hice como nenes conchetos/fresas de colegios privados, esos que nunca le caían bien a nadie, cosa de no generar compasión. Pero si usted, lector/a, es de origen concheto y sí le impresiona verse retratado/a en esta forma cruel, puede imaginar que los nenes son progres, hijos de zurditos, que van a escuela pública, etc.

domingo, 18 de noviembre de 2012

LOS ZOMBIS Y SUS SIGNIFICACIONES CINEMATOGRÁFICAS, POLÍTICAS, PSICOLÓGICAS...






Hay algo sospechoso en la exagerada identificación con los zombis en estos días. Las marchas zombis empezaron como un juego y se volvieron una especie de moda-virus. En lo particular no me interesan esas marchas, lo que me llama la atención es cómo han variado las formas de identificación con los monstruos de las películas de horror. Porque de ahí vienen los zombis; por más que ya tengan su historiología, manuales, exégetas y se busquen zombis hasta en la biblia, la verdad es que los muertos vivos más entretenidos son hijos del celuloide.

Yo me crie con los monstruos clásicos y los monstruos de la época en que empecé a ver mucho cine, en los ´80, donde el gore, los efectos especiales y una mayor necesidad de la gente de ser espantada empezaron a cobrar relevancia. El problema fue que asustar se confundió con asquear y ahí aparecieron las trabas a la creatividad. Muchos directores de cuarta categoría se sentían maestros del horror cuando sólo lo eran del gore barato. Los grandes, como George Romero, John Carpenter o el primer Tobe Hooper conseguían una mezcla sana y nutritiva de las dos fuentes y podían hacernos pensar, asustarnos y, de paso, asquearnos un poquito. Es que lo hacían con amor por sus personajes de carne y hueso y por sus monstruos, modelados o en disfraz, no por lograr un golpe de efecto.

Uno se identificaba, si el filme era bueno, con los protagonistas humanos. Al fin y al cabo uno es humano y entiende sus sentimientos y contradicciones por ser del mismo género (humano, no de horror; o ese también, bah). The Thing, 1982, gran película de John Carpenter, es tan inquietante como efectiva porque el grupo de científicos y militares aislados en una base de la Antártida, tomada por un monstruo-virus nunca superado en el cine hasta hoy, en mi opinión, reacciona como podría reaccionar cualquiera de nosotros. La empatía con ellos es total, y hasta el espectador más despistado entiende que ese grupo de hombres intenta no sólo salvar su pellejo sino el de toda la humanidad, debido a que el virus que combaten se expande y contagia al por mayor y de llegar a la civilización acabaría rápidamente con la raza humana. El monstruo oficia acá de metáfora del apocalipsis, y uno lo rechaza ya que, como quizá ocurra con el apocalipsis, si de verdad llega un día a todos nos parecerá que viene demasiado temprano o injustamente. Sólo los locos están listos para morir en masa. Que yo recuerde, ningún espectador se identificó con el infausto bicho de The Thing.

Los demás monstruos clásicos, también potenciados por el cine, generaron identificación siempre y cuando tuvieran humanidad. Los vampiros son un caso emblemático. Desear ser vampiro es sublimar el infantil deseo de no morir nunca, y estar además en permanente estado de erotismo fiestero, seduciendo al sexo opuesto con artillería pesada: eternidad, poder, orgías, lo que mucha gente anhela, con o sin colmillos, y de paso, matando a quién se cruce en nuestro camino. Libertad total, en un sentido muy sadeano.

El hombre/mujer lobo/a corrió suerte parecida. Al principio no tanto, porque en las primeras pelis estaba asociado a maldiciones gitanas y una excesiva culpa del protagonista que no disfrutaba de su nuevo estado semianimal. En suma, era un personaje poco atractivo. A nivel dramático lo era pero a nivel de identificación, no. Después, gracias a la evolución del personaje, quizá aderezado con la onda new age y la ecología, convertirse en lobo significó una conexión con la naturaleza, y también con un sexo salvaje y primario. En The Howling, Joe Dante, 1981, vemos a un hombre recién convertido en lobo coger en el bosque con la mujer loba que lo sedujo, mientras la esposa del tipo lo espera aterrada en su cama, sola, con los ovarios marchitos por el miedo y, quién sabe, por no animarse a retornar a lo salvaje.

Siento que tiene mucho de clasista la selección de víctimas que hacen los vampiros y los hombres/mujeres lobas. En un punto, podríamos decir que el vampiro no es más que un aristócrata que insiste en exponer sus problemas metafísicos o existencialistas mientras usa a los infelices que tiene debajo como almuerzo. No se conforma con chupar sangre, tiene que dejar en claro un punto que lo haga interesante frente a sus colegas o futuras víctimas, sobre todo si son mujeres jóvenes y atractivas y se ve obligado a seducirlas con su aire dark y solitario. El hombre lobo, por su lado, nos tiene que mostrar que está unido a la naturaleza, a lo primordial, cosa de hacernos parecer citadinos retrasados mentales (que sin duda lo somos, pero no nos trae felicidad saberlo) y que es capaz de volver al más puro instinto. Esto se lo dan a entender al que eligen para morder sin comérselo, cosa de transformarlo/a en lobo/a y que los acompañe en su viaje al origen de los tiempos, concepto digno de un programa ecológico de cable.

Las películas de horror de las últimas dos décadas, envalentonadas por la boludez generalizada de las últimas dos décadas, quisieron explorar el costado más idiota de estos monstruos clásicos y lo lograron. En su victoria casi los matan. Productores y directores con mentalidad de gerentes de supermercado nos dieron monstruos de cartón, con un espíritu más cercano a los modelos de pasarela que a la maldad. Una vez alcanzado su estado de gracia vanidoso, recién entonces estos mal renovados monstruos salían a matar y asolar a los humanos feos, sucios, gordos y quizás hasta a dieta. Se cambió miedo por bostezos, terror por lo fashion y lo sensual por la mojigatería hasta dejar al género en estado comatoso. El idealizado tanatos y las mutaciones virulentas del cine de horror fueron a parar al arcón de los recuerdos del siglo veinte.

En cambio, los zombis son algo muy diferente a estos seres mitológicos que, si están bien retratados, tocan una fibra sensible del espectador y apelan a sus deseos frustrados de inmortalidad y violencia desatada. Las pelis de zombis postulan casi siempre el mismo argumento: un grupete de humanos en pleno escape de esos monstruos horribles que alguna vez fueron gente y que ahora no son nada, los zombis, también llamados muertos vivos. La identificación del espectador se da con los personajes persona, que representan a la humanidad condenada a desaparecer aunque moralmente en pie frente a la deshumanización de los muertos. El miedo que dan esas pelis es el de sufrir el ataque incomprensible de un monstruo incomprensible que simboliza el fin del mundo. Y que encima ataca en masa (se sabe que las masas enardecidas ponen la piel de gallina a cualquiera). Pasa que sin humanos no hay pelis de zombis porque sin humanos no hay drama, eso en cualquier película y en cualquier género. Imaginen una película sólo con muertos vivos paseando, gruñendo, babeando, esperando a que aparezca algún humano para comerlo, y luego verlos comiendo y paseando otra vez… más que un filme de horror parecería un filme costumbrista de la vida diaria de un zombi [1]. Si cambiamos el punto de vista cambiamos la propuesta dramática y no hay género de horror, tampoco conflicto vital, ya que el zombi no tiene ninguno.

Ahora bien, después del natural miedo que generan los zombis vienen las interpretaciones, y estas pelis están cargadas de símbolos, críticas, llamados de alerta, etc, mucho más que otras del género. Sea por causas desconocidas, tenga o no connotaciones bíblicas de castigo universal, o sea resultado de un virus creado por el hombre (En The Return of the Living Dead, Dan O´Bannon, 1985, hay una explicación: es culpa de un experimento militar que salió mal, o sea que es “pod culpa del gobiedno” como dice Guille, el hermano de Mafalda), el origen de la plaga zombi importa poco, lo que importa es que la muerte mutó su estado normal y ahora se muestra impotente para cumplir su función: ya no hay desaparición, los muertos siguen en pie, nadie descansa. Ese es el único drama de los zombis, que la muerte los ignora, sólo que no son conscientes de su drama.

En las pelis de George Romero, padre cinematográfico del muerto vivo que conocemos hoy, los valores éticos y morales del grupo que resiste son puestos a prueba por el hecho de tener que hacerle frente a un apocalipsis absurdo. El conflicto se da entre los pocos sobrevivientes que intentan mantenerse humanos mientras combaten a los muertos y, también, a algunos de sus compañeros humanos, necios y codiciosos, que acaban siendo más peligrosos que los muertos de afuera y hacen peligrar la unidad del grupo. Este tono desesperado es el que a mí siempre me gustó de las pelis de zombis. Tono que las de vampiros y hombres lobos carecen porque, al fin y al cabo, ellos suelen ser elegidos que continúan la selecta estirpe de malvados sobrehumanos, mientras que afuera la humanidad sigue existiendo y les sirve de aperitivo. Si los zombis representan el fin de la humanidad, los vampiros y los hombres lobos se nutren como parásitos de la misma, sin ella no son nada. Pero los zombis seguirán existiendo luego de la total extinción de los humanos, igual que se dice seguirían existiendo las cucarachas después de una hecatombe nuclear.

En esencia el zombi no es más que un pobre diablo, producto de algo que salió mal. En sí no es un personaje, no tiene nada para decir, es más bien un síntoma. El miedo que ocasiona existe si hay personas que lo sientan. Podríamos decir que un zombi solo es como el árbol del koan zen que cae y no hay nadie alrededor que escuche el ruido que hace. El vampiro, en ese aspecto, es más humano; el que se convierte en vampiro adquiere otra mentalidad y otra moral y mantiene viva una parte esencial del ser humano: la conciencia de sí mismo. En teoría, el vampiro podría vivir solo porque existe por sí solo.
Por eso causa sospecha que muchos jóvenes se identifiquen hoy con los zombis. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué ven de atractivo en un retrasado mental que va pudriéndose y tratando de morder a otros sin poder decir otra cosa que argggg? Querer imitar a un zombi es imitar a un  mal vacío de significado, es desear ser parte del desastre sin ser protagonista del desastre.

Para buscar respuestas habría que rever las pelis de Romero con la inteligencia de un espectador sensible. Fue él el que le dio un sentido social a los muertos vivos. En ninguna peli de Romero los muertos evolucionan, salvo en Land of the Dead, que se avista un comienzo de razón. Claro que la peli termina antes de que evolucionen ya que, si no, no serían más zombis y no habría horror, como planteé antes. Lo político de sus filmes reside en que las masas de zombis simbolizan alguna parte olvidada o degradada de la sociedad del momento en que fueron realizadas. En Night of the Living Dead, 1968, se jugaba el racismo, las víctimas de la guerra, la incidencia letal del gobierno (“gobiedno”) en la vida diaria. En Dawn of the Dead, 1978, se criticaba a la sociedad de consumo, los muertos eran unos pobres infelices dando vueltas por un shopping entre ropa y artículos de lujo, sin poder acceder a ellos porque la plata ya no contaba en su mundo en descomposición. En Day of The Dead, 1985, era la militarización y el apocalipsis derivado, y así en el resto de títulos de Romero, aunque las últimas son muy flojas y sentimos que perdió su pulso de lúcido hippie politizado (da igual, ya ganó nuestro corazón con las primeras).

Por eso creo que si analizamos a estos fans de los zombis de hoy debemos analizar su contexto social y político igual que con una película de Romero. Es cierto que el contexto social no varió mucho en los últimos tiempos (¿los últimos años, los últimos miles de años…?), los poderosos protegen sus intereses a sangre y fuego y los gobiernos colaboran con ellos o directamente son parte del mismo poder económico. La televisión, internet y todo lo que pueda comprarse y consumirse sin activar neuronas está a la mano de todos, al contado o endeudándose de por vida. Lo que se trata de impedir como nunca (o como siempre) es que la gente piense por sí misma, elabore y desarrolle ideas que puedan ir en contra de estos mandatos dictatoriales del consumo. Suena a cliché, lo que no quita que sea verdad.

Entonces, querer ser un zombi en este contexto, ¿no es entre otras cosas una involuntaria declaración de que la falta de pensamiento es la única forma de imaginar hoy a un ser mitológico y rebelde? Pero, ¿se puede ser rebelde sin pensamiento? ¿Identificarse con un ser amorfo no es dejar en claro que la estupidez le gana al grupo de humanos sobrevivientes que piensan realmente cómo combatir al mal generalizado y que representan los valores esenciales del alma humana? ¿Identificarse con la masa que deglute y aplasta no deja entrever un fracaso político no asumido? Algunos dirán que esto es muy intrincado y que las marchas de zombis no significan más que lo que son, pero yo digo que los zombis siempre significan otra cosa, estén vivos o muertos o, en este caso, simulen estar muertos estando vivos.

Las pelis de zombis del futuro quizá sean al revés, y tengamos que ver a los zombis tratando de comerse a los humanos que ya no serán personajes sino una amenaza que nos puede disparar a la cabeza y matarnos otra vez. Si es así entonces el apocalipsis zombi no dolerá, será cuestión nomás de no pensar en nada y dejarse llevar por la furibunda manada. Como sea, hay que tener cuidado, ya que no pensar en nada es el apocalipsis real que estamos viviendo en la actualidad y son sólo unos pocos los que tratan de combatirlo. Querer ser zombi es decirles a los poderosos que quieren controlarnos que sí nos controlan, que van ganando, porque un zombi de carne y hueso, al revés del de ficción, ni muerde ni asusta ni contagia, lo único que puede imitarle a aquel es que anda con el cerebro desconectado.

De no cuidar la orientación política de estos zombis de las marchas puede que se vuelvan muertos vivos reaccionarios, utilizados contra las minorías. El zombiproletariat es un arma de doble filo y fácilmente manipulable. Por eso damos el llamado de alerta a nuestros hermanos muertos: coman menos cerebros imaginarios y usen el suyo real; crean más en la construcción de ideas y conceptos que en la putrefacción del cuerpo y sus órganos en desuso; no se queden en lo superficial, evolucionen, hay datos genéticos de un pasado humano fabuloso que pueden reinterpretarse y ustedes los cargan en sus células (vivas).



¡Zombis de todos los países, uníos!





[1] El comienzo de Land of the Dead, 2005, de George Romero muestra esta cotidianeidad por unos breves minutos; véanlo y después imaginen una hora y media sólo de eso. Como idea podría funcionar, pero podemos apostar a que los guionistas terminarán agregando algo de humanidad a los personajes zombis cosa de crear una historia interesante, y entonces dejarían de ser zombis.

lunes, 5 de noviembre de 2012

ESTAMPAS 4: LA EVOLUCIÓN DE LA CACEROLA




MORALEJA: No hay ninguna. Si uno se porta como imbécil, necio e irresponsable no deja huellas en su vida ni en la historia, apenas un resto de teflón. Bah, creo que al final sí hay moraleja, pero ojo, que no es tan peronista como parece.

lunes, 8 de octubre de 2012

ESTAMPAS 3: "LAS ONDAS HUMANAS QUE REALMENTE INTERESAN A LOS EXTRATERRESTRES"


Otra vez subí la imagen en alta resolución. Lo mejor será que la bajen a su compu y la lean ahí... o la miren de lejos, con recelo y en miniatura.

domingo, 2 de septiembre de 2012

ESTAMPAS 2: "LA VERDADERA TRAGEDIA DE LOS ZOMBIS"

Como subí la imagen en alta resolución, lo mejor será que la bajen a su compu y la lean ahí... si les interesa, claro, si no... pues no.

jueves, 12 de julio de 2012

LA AUTOCONCIENCIA DE LAS MAQUINAS

Para los que no recuerden la premisa de Terminator (y de algunos relatos de ciencia ficción del siglo XX): el fin del mundo llegaba porque las máquinas (1) generaban tal conciencia de sí mismas que decidían eliminar a la raza humana. Al ver al mítico robot de la peli asesinar a medio mundo sin parpadear nos quedaba claro que ya no nos necesitaban para nada. Bien por ellas.

Terminator está impregnada del miedo al holocausto nuclear típico de la época (es de 1984) y al advenimiento de un futuro de horror cibernético. A las computadoras, máquinas otra vez según Terminator, se las suponía, no dentro de mucho, capaces de tomar el mundo, cosa que agregaba un peligro extra a la deshumanización de la humanidad (viejo tema del cual todavía no se ha dicho la última palabra). Recuerdo un relato que leí de adolescente, por desgracia olvidé el título y autor, donde una computadora global era presentada como el orgullo de la humanidad, o de E.U. en su defecto. La computadora en un momento se ponía caprichosa, hasta mala onda, y decidían apagarla. El cuento era tan naive que el creador de la computadora se acercaba a desenchufar el cable principal. Ahí la máquina lo eliminaba de forma inmediata, dando a entender que ya controlaba el mundo y que nadie podría enfrentarla.

Estas ideas proliferaron hasta los ´80, con la cultura cyberpunk. Hoy podríamos decir que estamos a salvo, el futuro llegó y no hay dominación entre humanos y máquinas, nomás se profundizó la estupidez general que llevaba miles de años luchando por destacar. Tenemos más maquinitas que nunca y a todas luces inofensivas. ¿Alguien puede sospechar que I-phones, laptops, I-pads, o lo que se invente próximamente querrán alguna vez dominarnos? ¿Para qué lo harían? Son igual de inocuas que nosotros. Sin contar con que nos necesitamos mutuamente por ser insignificantes los dos. Quisimos inventar aparatitos (dejemos atrás lo de las máquinas controladoras, es muy elevado) que nos distrajeran de nuestras vidas grises y apenas fuimos capaces de inventar aparatitos tan grises como nuestras vidas. No desaparecerán, pronto serán reemplazados por nuevos aparatos, iguales o peores, aunque sin superarse a sí mismos porque conceptualmente no hay gran cosa que superar.

Sin embargo, debemos admitir -para alivio de algún ochentero trasnochado que todavía tenga miedo del control global de las máquinas- que por nuestra ignorancia y falta de ganas de crecer como seres humanos conseguimos al fin aplastar a las máquinas, que sin duda podrían haber sido superiores a nosotros. Las hicimos a nuestra imagen y semejanza y las aniquilamos, como en el cuento que cité la computadora global aniquila a los humanos. Los escritores de ciencia ficción de antaño eran cultos, inteligentes y previeron todo tipo de hecatombes espantosas. Bueno, fallaron por ingenuos: suponían que tanta inteligencia nos llevaría a la destrucción, que el exceso de creación acarrearía una raza cibernética de dioses artificiales. En vez ganó la frivolidad y la necesidad de no pensar, más fuerte que nada en este mundo.

Aclaro que yo pertenezco a esa vieja generación, la que cree en conspiraciones y amenazas globales (será que nos hace fantasear que tanta intriga es para contrarrestar nuestro supuesto espíritu de lucha). Mi parte racional se rebela a que la humanidad quede idiotizada por aparatitos -gadgets, como le dicen-, y no sea capaz de avanzar. ¿Hacia dónde? Hacia donde sea, siempre y cuando avance.

Y gracias a estar atento a las amenazas pasadas de moda fue que di con lo impensable hoy: el primer atisbo de control de las máquinas sobre nosotros. Nada menos. Es un mínimo, escuetísimo llamado de alerta, pero concreto y comprobable, de la conciencia de sí mismas que las máquinas empiezan a adquirir. Y lo descubrí a la vista de todos. Bueno, de todos los que suelen ir a ese lugar semi-público.



En el baño de una librería ubicada en la Colonia Condesa, librería de mucha calidad y agradable de visitar, fue que encontré el huevo de la serpiente. Este urinario/mingitorio que ven en la foto lo dice todo: una máquina que ya habla en primera persona, que tiene conciencia de sí, de su trabajo y utilidad. Y funciona como tal: uno se ubica delante de ella y el cartel avisa: “detecto”, luego uno mea (perdón por ser gráfico, estoy planteando esto desde un lado científico y no puedo preocuparme por detalles formales) y el cartel avisa: “opero”, que es echar agua. Es cierto que la máquina siempre está acelerada o inquieta por cumplir su trabajo y se adelanta a tirar el agua antes que uno termine de mear, pero enseguida vuelve a tirar otro chorro, o sea que comprende que el mingitorio no está del todo limpio y actúa en consecuencia.

Yo hubiera creído que las máquinas conspirarían primero en, no sé, oficinas gubernamentales de E.U., la U.E., o en el laboratorio de una farmacéutica multinacional, y no, se dio en una librería, el último bastión de una cultura decadente. Puede ser casualidad, también un plan mefistofélico para controlar antes a los débiles mentales, es decir, a los lectores. Lo que relato del mingitorio parece una nimiedad, un detalle, ¿o es el inicio del imperio de las máquinas? En este caso dependerá de cuando el urinario se canse de que lo meen todo el día y salga a la calle por venganza. Quizá no nos mate como el Terminator y sólo nos mee. No suena muy terrible, es cierto, pero así comienzan los problemas; de hecho, es lícito pensar que guerras enteras se gestaron porque alguien meó sobre otra persona. Lo que es un hecho es que ese mingitorio tiene más personalidad que un I-pad, I-phone, I etc, y como se sabe el culto a la personalidad es el primer síntoma que anuncia a un futuro dictador.


 (1) Forma anticuada de llamar lo que hoy llamaríamos… ¿cómo? ¿Computación, Internet, realidad virtual, cibernética, software, hardware, todo junto, o…?