jueves, 23 de abril de 2020

DIA INTERNACIONAL DEL LIBRO

En plan de darle la vuelta al solemne Día del Libro hago una inmediata y no meditada lista de libros que no leí nunca sólo porque sospeché -con subjetiva y antojadiza certeza- que no me iban a gustar. ¿Los motivos? Porque fueron recomendaciones de gente que no respetaba, porque lo que escuché sobre el libro o sobre el autor/a me fastidió -entrevistas, comentarios, reseñas- y, en fin, todas esas cosas prejuiciosas y antisociales que sin embargo pueden ser acertadas y precisas.

Pongo algunos títulos y autores, no tengo preferidos ya que son muchísimos los que no leí, van los que se me ocurren ahora:

- Rayuela (J. Cortázar). Por lo que me contaron, había que leerlo como si fuera un libro de Elige tu Propia Aventura. Lo descarté enseguida.

- American Psycho (B. Easton Ellis) Un amigo me contó cómo enumeraba marcas, tarjetas de presentación, y hablaba de artistas pop como Whitney Houston y con eso me bastó para no leerlo.

- Cualquier libro de César Aira que no haya abandonado a las cinco páginas (digo, porque esos son los que leí)

- Los principales títulos del boom-bluff latinoamericano, integrado por los suertudos sobrevalorados de Vargas Llosa, Fuentes, García Márquez y todos esos (y casi ningunas esas, eran puro macho).

- Finnegans Wake (J. Joyce) Todo mundo dice que es intraducible, complicadísimo de leer y les agradezco la aclaración para ni merodearlo.

- El Hombre sin atributos (R. Musil) Para no tener atributos, tiene demasiadas páginas.

- Hermann Hesse (todos sus libros) Mi adolescencia fue amarga pero lúcida y no necesitaba sentirme especial leyendo mamotretos condescendientes.

- La Guerra y la Paz (L. Tolstoi) Ese título tan soberbio -que pretende abarcarlo todo- y su excesivo tamaño me hicieron temer que podía quedar enfrascado en una interpretación excesiva de todo, de todos, de todas, de todes y nomás me cansé de mirar la tapa.

- Octavio Paz (casi todo lo que escribió). Nunca me llamó la atención ningún comentario suyo, ninguna opinión suya sobre la literatura y tampoco le noté agudeza ni personalidad. Su posición frente a la literatura, tan profesional, interesada y protocolar me repugna (dejo de lado lo político, ese es otro tema).

- La posición número 10 queda vacía porque debe ser alguien que tenía tan pocas ganas de leer que me olvidé hasta de su nombre y obra.

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