martes, 9 de agosto de 2011

ADOPCIONES AL ALCANCE DE LA MANO

Durante años la propaganda gubernamental nos estimuló a hacer las cosas que el gobierno no hacía. En este caso puntual me refiero a adoptar niños, animales, en fin, seres vivos en estado de desamparo absoluto. Muchos de nosotros no nos sentíamos muy lejos de una situación de desamparo absoluto, sin embargo, considerábamos las posibilidades de adoptar. Algún día.

Es posible que los tiempos duros que corren hayan hecho reflexionar al gobierno de que sus utopías, otrora enfardadas a la plebe, ya no son sustentables de ser absorbidas por ésta. No hablo de adoptar un niño/a, tarea casi imposible por la cantidad de exigencias económicas, psicológicas, morales y espirituales que la ley exige a una pareja, todo mientras los niños de la calle siguen pidiendo monedas en los semáforos, abrazando la delincuencia, prostituyéndose y demás horrores que requieren menos trámites. Tampoco me refiero a adoptar animales, siempre necesitados de cariño y atención, recordatorio permanente de todo lo que el hombre debe a la naturaleza, naturaleza que igual el hombre no deja de destruir.

No, nada de eso. Me refiero a que el gobierno aceptó que exigirle a la gente lo imposible no es justo, más si ésta no puede cumplir. Este aviso que ven abajo da paso a la nueva sociedad utópica estatal, que vivirá sin utopías y por ende podrá concretarlas todas.


Nos insta a adoptar una coladera -alcantarilla como se dice en el sur-, y para eso nadie nos exigirá una moral superior, ni plata ni un cuarto extra; podemos trabajar de sol a sol, irnos de vacaciones, incluso morirnos sin siquiera reparar en este pedazo de plancha de hierro una vez adoptada. Lo único que debemos hacer es no llenar la coladera de basura y restos de comida, aunque si lo hacemos no se quejará. Esta propuesta apunta a que seamos buenos padres adoptivos, libre de responsabilidades y en especial de paternidad.

Ayer hice una visita a la coladera que adopté. Como no sabía dónde estaba ni cuál era decidí que la primera que encontrara sería la mía. Por suerte, como la que elegí está a la vista de mi departamento, la puedo cuidar desde mi balcón. Hoy noté a la vecina de enfrente parada en el suyo, ubicado justo arriba de la coladera. Fumaba y hablaba por teléfono. Quizá ella también haya adoptado la misma coladera y quiso brindarle su amor a distancia; miraba para otro lado y estaba muy atenta a su conversación, aún así el cariño se notaba.

Otro caso de utopías prosaicas y amigables con nuestras escasas posibilidades afectivas es la adopción de parques o plazas. Hay que disponer de más dinero que el que se necesita para adoptar una coladera pero, justamente por eso, al pagarle al gobierno éste enseguida nos brinda sus jardineros que, a manera de nodrizas y nanas por contrato, velan por nuestros sitios verdes.


En la foto de arriba vemos que en este parque de camellón hay dos responsables: uno es la notaría, que imprimió su maternidad en un cartel. La otra es Angelina Jolie, que además de bella me comentan que es actriz. Angelina, de bajo perfil y más humilde que la notaría, prefirió no hacer otro cartel especial y agregó su nombre con marcador al lado del de la notaría. Verdadero amor desinteresado de madre.

En estas últimas semanas me llegó correo oficial en el cual se preparan nuevos objetivos de adopción: postes de luz, escombros, basura inorgánica para la gente que gusta de hijos tranquilos, orgánica para los que no le temen a los hijos caprichosos, alambrados, charcos de agua de lluvia, y el clásico que no muere: la adopción de un voto a favor del candidato que pueda ocasionarnos mayor daño. Por control de natalidad cívica podemos únicamente adoptar un solo voto y no puede ser público ni cantado, pero los resultados de las elecciones nos harán saber quiénes fueron nuestros hijos de y quiénes no.

Quizá este siglo que comienza genere el cambio moral que estábamos esperando, el que se adapte a -o adopte- nuestra displicente y eterna comodidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo Ale!
Besos,
Madeleine

Rocío dijo...

Me encanta la narración que manejas en tu blog. Felicidades. Olvidaba felicitarte por hacerte responsable de una coladera, ese detalle me gustaría se implementara en todo el país. Que muchos de nosotros nos hiciéramos responsables por un pequeño espacio... sería fantástico.